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martes, 6 de febrero de 2024

Sudoración y mal olor, tipos de desodorante y recomendaciones de uso

La transpiración y la correspondiente sudoración son mecanismos naturales esenciales por medio de los cuales el organismo consigue mantener constante la temperatura corporal. Además, el sudor contribuye a que se forme una película protectora en la superficie de nuestra piel, esta película se conoce con el nombre de superficie hidrolipídica y su función es mantener la piel hidratada. El problema es que la excesiva sudoración puede ocasionar que aparezcan las típicas y antiestéticas manchas de sudor en las axilas y, a menudo, el olor que desprendemos después de sudar es muy desagradable al olfato.

Las bacterias que recubren nuestra piel, especialmente en las axilas, son las responsables de este mal olor. El sudor por sí mismo no huele a nada, es inodoro, pero las bacterias, al entrar en contacto con el mencionado sudor, reaccionan con él y producen ácidos grasos libres, ácidos que son los responsables de ese mal olor. Para eliminar el mal olor se inventaron los desodorantes, el problema es que no todos lo consiguen sin afectar al equilibrio del proceso de la transpiración y sudoración.

¿Por qué los desodorantes eliminan el mal olor?

Los desodorantes consiguen eliminar el mal olor corporal de tres maneras diferentes:

  • Absorbiendo el sudor y el olor.
  • Obstaculizando la salida del sudor.
  • Evitando la generación de malos olores.

Tipos de desodorante (según las sustancias utilizadas)

Absorbentes: en los que el ingrediente principal es el talco. Su funcionamiento se basa en la absorción del sudor una vez formado. Son poco eficaces actuando contra el contratiempo del mal olor por lo que deben utilizarse junto con otros elementos desodorantes.

Con alcohol: impide la descomposición del sudor y además tiene poder bacteriostático. El problema es que el alcohol puede producir dermatitis, ya sea por producir irritación de la piel o por alergia. Por este motivo no son adecuados para personas con la piel sensible.

Aromáticos: son desodorantes que incluyen fragancias y perfumes (aceites esenciales naturales o sustancias artificiales que dan buen olor). Su funcionamiento se basa en encubrir el mal olor. Las sustancias aromáticas no son eficaces por sí solas en la eliminación del mal olor, además pueden provocar dermatitis alérgica.

Antitranspirantes: sobre todo se elaboran con compuestos del zirconio y del aluminio y del zirconio (aluminium chlorohydrate y aluminium o zirconium hydroxychlorures complex). Obstaculizan la salida del sudor cerrando los conductos naturales de salida o poros de la piel. Aunque son los más recomendables para las personas que sudan mucho, pueden producir irritación y no es conveniente tener los poros de la piel obstruidos durante demasiado tiempo (por la noche deberemos lavarnos para eliminar los restos de este tipo de desodorante).

Bactericidas o antimicrobianos: los ingredientes activos son el octoxyglycerin, el farnesol o el triclosán en concentraciones elevadas. Estos elementos desodorantes actúan impidiendo el desarrollo de la flora bacteriana. Son muy eficientes eliminando el mal olor pero pueden provocar alergias y causar un desequilibrio en nuestra flora bacteriana. Además las bacterias pueden desarrollar resistencia a dichas sustancia reduciendo su eficacia, por este motivo si utilizamos desodorantes de este tipo, es recomendable cambiarlo cada cierto tiempo.

Bacteriostáticos: en este caso los ingredientes activos pueden ser el farnesol o el Phenoxyethanol pero en concentraciones bajas. Su funcionamiento tiene el mismo fundamento que el de los desodorantes bactericidas pero más ligero, limitando la abundancia de la flora bacteriana pero sin impedir totalmente su desarrollo. Finalmente lo que consiguen es que el mal olor sea prácticamente inapreciable. Para aumentar su eficacia pueden combinarse con sustancias aromáticas o perfumes.

Antienzimáticos: desodorantes en los que el principal compuesto activo es el thiethyl citrate. Su funcionamiento se basa en el hecho de que bloquean la actividad de enzimas utilizadas por las bacterias para descomponer el sudor y producir el mal olor. Son respetuosos con la fisiología de la piel, pero su efecto es de corta duración.

Recomendaciones de uso de desodorantes

Antes de echarse desodorante, es imprescindible seguir una buena higiene personal, eliminando con agua y jabón suave los residuos de sudor que puedan existir en nuestras axilas, secando bien la piel a continuación.

Es recomendable no aplicarse desodorante de forma muy frecuente. Un uso abusivo puede provocar una modificación significativa en la microflora de nuestra piel.

Es aconsejable cambiar de desodorante cada cierto tiempo para evitar el desarrollo de resistencia por parte de las bacterias. Si utilizamos un desodorante de forma continuada puede convertirse en ineficaz.

Para personas con pieles sensibles resulta aconsejable utilizar desodorantes sin alcohol ni perfumes, ya que estas sustancias son las que con más frecuencia producen irritación de la piel-

No debemos utilizar desodorante si pensamos depilarnos las axilas. Lo más recomendable es esperar unas doce horas, tanto antes como después de la depilación.

El sol puede producir fotosensibilidad al reaccionar con algunos compuestos de los desodorantes.

No es recomendable el uso de ningún tipo de desodorante en niños. A estas edades los mecanismos de transpiración y sudoración son mucho más frágiles que en un adulto.

Los desodorantes limitan el efecto de las feromonas naturales, eso mensajeros subliminales de la atracción sexual.

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Advertencia

Este blog no es un consultorio médico. Si su salud requiere atención, por favor consulte con un profesional de la medicina o un farmacéutico.