El prolapso genital o prolapso vaginal es el descenso de ciertos órganos pélvicos (vejiga, útero o recto) a través de la vagina. Esta enfermedad,” tabú”, durante muchos años, no es una enfermedad excepcional, sino que por el contrario la mujer tiene un 11% de probabilidad de sufrirla a lo largo de su vida.
Su aparición se debe en la mayor parte de los casos a partos múltiples o dificultosos, la menopausia, o el estreñimiento crónico, provocando la debilidad o pérdida de calidad de los tejidos vaginales y del soporte pélvico.
En realidad, los órganos no llegan a “salirse” por la vagina sino que la debilidad de la pared vaginal no puede cumplir su función de soporte, permitiendo que estos desciendan a través de la parte desgastada y se insinúen al exterior recubierta por ella.
Tipos y grados de prolapso genital
Existen diferentes tipos y grados de prolapso, con tratamientos específicos para cada uno de ellos; en todo caso los síntomas más frecuentes van desde las molestias al andar y las pérdidas de orina al realizar esfuerzos, hasta la sensación de masa o peso genital que sin llegar a generar un intenso dolor, si que provocan un fuerte malestar.
Grados de Prolapso:
- Leve.: Se produce un ligero descenso en el interior de la vagina.
- Moderado: El descenso alcanza la entrada de la vagina.
- Grave: el prolapso o descenso sobrepasa la entrada de la vagina, la mujer toca o nota perfectamente un bulto cuando camina pero sobre todo cuando realiza algún tipo de esfuerzo.
- Total: Las paredes pélvicas están tan debilitadas que el órgano está completamente fuera, incluso en reposo.
Tratamiento y prevención del prolapso genital
Esta enfermedad, cada vez más común entre las mujeres (en los últimos diez años las consultas relacionadas con el prolapso han aumentado un 45%), puede ser tratada con la realización de fisioterapia o cambios en los hábitos de vida, para los casos más leves; o bien mediante una laparoscopia, operación prolapso genial, en los casos de mayor gravedad.
Su prevención no está cien por cien demostrada; no obstante, se puede evitar este debilitamiento de las paredes vaginales, fortaleciendo el suelo pélvico, para ello se recomienda:
- No fumar. El fumador desarrolla una tos crónica, que genera presión intraabdominal, además de una alteración de los niveles hormonales, agentes que aceleran la aparición de esta enfermedad.
- Hábitos de vida sanos. Además del evitar el tabaquismo, es importante una sana alimentación, así como controlar el estreñimiento crónico.
- Realizar ejercicios de Kegel. Es recomendable que durante el embarazo y las primeras semanas después del parto, se realicen ejercicios de fortalecimiento pélvico.
En caso de notar los síntomas es aconsejable acudir a un especialista. Hay que tener presente que un prolapso genital no es motivo de angustia, ya que en los casos más avanzados el tratamiento del prolapso genital implica una cirugía mínimamente invasiva y con unos resultados muy favorables.
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